miércoles, 2 de abril de 2014


ABP vs ENSEÑANZA DIRECTA


Aún admitiendo que ambas metodologías no tienen por qué ser incompatibles, que cada una puede tener su momento, y que incluso pueden ser complementarias, para el análisis vamos a imaginar que representan estilos diferentes de aprendizaje (aprendizaje activo y aprendizaje repetitivo) y a valorar las ventajas e inconvenientes que tiene cada una de ellas:

ABP como ejemplo de aprendizaje activo

 

Ventajas

  • Centra el proceso de enseñanza/aprendizaje en el alumno y por tanto:
    • Tiene en cuenta las necesidades e intereses del estudiante, lo que aumenta la motivación, la disposición a realizar tareas y la participación.
    • Mejora el tratamiento de la diversidad (estilos y ritmos de aprendizaje diferentes)
    • Favorece el trabajo colaborativo.
  • El conocimiento se adquiere como consecuencia de la reflexión, la crítica razonada, la formulación de conjeturas, la valoración de errores y, finalmente, la toma de decisiones.
  • Permite la transmisión de conocimientos a otras situaciones o a los problemas que el alumno se va a encontrar en la vida real.
  • En resumen, permite  un aprendizaje más profundo, rico y duradero.

 

Inconvenientes

  • Implica una mayor dedicación por parte del profesor en tiempo y esfuerzo (planificación, organización, búsqueda,  y muchas veces creación, de materiales y actividades, …).
  • Puede no ser fácil abarcar todos los contenidos del currículum oficial de alguna asignatura utilizando únicamente esta metodología.
  • Probablemente se tiene menos control sobre el momento en que se encuentra el proceso de adquisición de conocimientos, lo que obliga a un diseño muy cuidadoso del proceso, el manejo de tiempos y de la evaluación.
  • Requiere mucho control sobre las dinámicas de trabajo en grupo.
  • Implica una mayor coordinación entre los miembros de los Departamentos (más que un inconveniente esto quizás sea una ventaja)

 

ENSEÑANZA DIRECTA como ejemplo de aprendizaje transmisivo y repetitivo

 

Ventajas

  • Centra el proceso de enseñanza/aprendizaje en el profesor y, por tanto, este tiene el control el proceso (qué contenidos se van a impartir y cuándo) y del punto del desarrollo en que se encuentra.
  • Permite sistematizar el proceso y es ideal para actividades que requieran del aprendizaje memorístico de vocabulario, datos y hechos, el reconocimiento y aprendizaje de algoritmos y técnicas instrumentales,…
  • Probablemente sea más fácil de evaluar: es más sencillo valorar si un alumno maneja los algoritmos de cambio de unidades de medida que ver si sabe medir (utilización correcta de los instrumentos y de las unidades adecuados al contexto, decisión sobre el grado de precisión necesario, …)
  • Requiere menos trabajo por parte del profesor (hay una gran cantidad de materiales disponibles y, en muchos casos, sirven de un año para otro)

 

Inconvenientes

  • Tiene una pobre contribución al desarrollo de las competencias básicas
  • No promueve el aprendizaje activo y reflexivo,  la toma de decisiones...
  • No favorece el trabajo en grupo ni el tratamiento a la diversidad.
  • Al poner al profesor como centro del proceso, puede producir problemas de motivación en el alumnado.
  • No resulta fácil la transmisión de conocimientos a otras situaciones y, desde luego, se adapta peor a las experiencias del alumnado fuera del aula y a los problemas con los que el alumno se va a encontrar en su futuro laboral.
  • En resumen, promueve un aprendizaje más superficial, menos rico y menos duradero.

Como puede verse, ambas metodologías tienen sus ventajas y sus inconvenientes, aunque, en mi opinión, el valor de las ventajas en el ABP supera con creces al peso de los inconvenientes. Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto inclinarnos por metodologías activas?.

Aparte de los inconvenientes mencionados arriba, existe una cierta inercia que nos cuesta romper: el vértigo ante el abismo de lo desconocido comparado con el colchón de seguridad que suponen años de experiencia personal (como alumnos primero y como profesores después); el peso de condicionantes como las elevadas ratios (que, por cierto, acaban de subir)  o los programas oficiales imposibles; la duda de si tendremos la capacidad de convencer a nuestros compañeros y a los padres de nuestros alumnos de las ventajas del método (sobre todo cuando los resultados se vean quizás a largo plazo) y el miedo de no tener claro si la administración, con sus pruebas externas, con sus selectividades etc… van a evaluar el éxito de una manera acorde con criterios e instrumentos compatibles con los que tendremos que utilizar en este tipo de metodologías.

En todo caso, como muestran repetidamente los estudios como el informe PISA, el método tradicional no da el resultado esperado, porque nuestros alumnos tienen dificultades en comprensión lectora y en resolución de problemas matemáticos (aunque quizás sean excelentes sumando fracciones y resolviendo castillos de siete PISOS)- incluso, como se desprende del último informe, tienen dificultades en la resolución de problemas cotidianos- competencias mucho más significativas de aprendizaje rico que los cambios bidireccionales de unidades de medida.

¿Entonces?...



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